Cada vez nos involucramos más en tecnología y hablar de diseño UX o diseño UI se vuelve importante en nuestro lenguaje cotidiano. ¿Sabemos las diferencias básicas entre estos dos procesos? Son diferentes pero trabajan en conjunto. Te invito a que hagas el repaso o descubras en qué difiere el diseño UX del diseño UI.
Empecemos por el significado de las palabras ¿Qué significan?
Cómo traducen sus títulos en inglés, el diseño UX es un proceso que nos ayuda a hacer un recorrido por la experiencia del usuario, percibir cómo se siente un producto o servicio. El diseño UI plasma procesos que llevan involucrada a la interfaz misma. Trata del diseño visual: cómo se ve y cómo accedemos a ese contenido dispuesto en la interfaz.
Estos procesos pueden llevarse a cabo por parte de especialistas que contemplan trabajos diferentes cada uno. El diseñador UX está concentrado en las navegaciones, flujos y estructura de un producto. Este diseñador suele preocuparse por elementos como: ¿Cuál es el recorrido del usuario? ¿Llega con facilidad al objetivo? ¿Cuál es el objetivo del producto?
El diseñador UX es quien le aporta al usuario las pistas del recorrido, le da los elementos necesarios para llevar a cabo los objetivos de la plataforma y se concentra en que ese recorrido sea claro, sencillo y eficiente.
El diseñador UI por su parte también se concentra en estos y otros elementos adicionales. Desde lo visual trabaja la estética del producto, plasma un look and feel de acuerdo a las necesidades del mismo. Organiza los elementos para que mantengan equilibrio visual y tiene preocupaciones como: ¿Se ve saturado o vacío de contenido? ¿Está plasmando los valores de la empresa? ¿Estos recursos son apropiados para la edad de los usuarios?
El diseñador UI ayuda a plasmar la identidad de la empresa en el producto, también organiza los elementos en la composición pensando en la jerarquía e importancia que deben expresar, todo esto desde elementos visuales como: colores, tamaños, formas, fotografías, tipografías e ilustraciones.
Un proceso debe tener una secuencia lógica. Primero hay que descubrir cuál es el objetivo y el recorrido del usuario (UX) y luego hay que plasmar, de acuerdo a los objetivos del proyecto, si ese contenido se va a ver cool, jóven y a sentirse coloquial (UI). El proceso de UX arroja elementos abstractos que son más propositivos y el proceso UI arroja elementos que son más tangibles y físicos.
Es por eso que los procesos se trabajan de forma separada sin que estén completamente aislados el uno del otro. Deben empalmarse de forma armoniosa para que el proceso de diseño sea exitoso. De lo contrario podemos enfrentarnos a situaciones donde se ve una interfaz espectacular, con gráficos increíbles pero donde el usuario no sabe qué es lo que tiene que hacer, o al revés, donde tenemos objetivos y flujos claros en la plataforma, pero el producto se ve anticuado, no llama la atención, tiene elementos desordenados o el producto no es apropiado para su segmento demográfico.
No hay que perder de vista por qué diseñamos en primer lugar. El objetivo del diseño es construir soluciones que le den valor real a los usuarios. Es brindarle aquello que necesitan y que los satisface. Estos elementos básicos que acabamos de revisar nos ayudan a entender cómo funcionan los procesos que están encargados de abstraer todas esas necesidades, para convertirlos en soluciones y finalmente convertirlos en producto.